Ansiosexualidad: el enemigo silencioso de la pareja

24 febrero, 2020 4 mins de lectura
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Hay personas que, cuando se sienten ansiosas o estresadas, quieren tener sexo como una manera de relajarse, y esto tiene una explicación lógica innegable: las endorfinas liberadas con la actividad física y el orgasmo producen una sensación de bienestar y liberan la tensión. Pero no toda la gente reacciona igual al estrés, hay quienes tienen la reacción opuesta y, ante la ansiedad, simplemente se les va la libido. 

Y en estas épocas en que tenemos la necesidad -casi obsesión- de ponerle nombre a todo, ya existe un término para lo que acabamos de describir: le llaman ansiosexualidad y describe dos estados que relacionan el sexo y la ansiedad. El día de hoy te diremos cuáles son las dimensiones en que esto sucede para que, si te sientes identificado(a), puedas tomar cartas en el asunto y mejorar tu vida sexual.

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Cuando la ansiedad te quita las ganas

La primera dimensión de la ansiosexualidad es cuando las personas se encuentran muy estresadas por cuestiones de la vida cotidiana (el trabajo, las cuentas, los hijos, etc.) y ese mero hecho de tener ansiedad les quita las ganas de tener sexo. Para los ansiosexuales es incompatible la idea de que alguien pueda estar estresado y cachondo al mismo tiempo, pues para ellos lo primero anula la posibilidad de lo segundo.

Es muy importante identificar si esto es lo que te ocurre pues este es uno de los principales motivos de contratiempos en la pareja: uno no tiene ganas (tiene la libido en el botón de OFF) y el otro puede pensar que ya no lo quieren o que hay un problema. En este sentido, quizá sea bueno que exista el término pues lo vuelve algo más sencillo de nombrar y comunicar tanto a la pareja como a tu terapeuta sexual o sexólogo. 

Cuando el sexo te produce ansiedad

Estres sexual

Está también la otra dimensión del problema, que es básicamente la opuesta: cuando las personas no tienen estrés previo, sino que sufren de ansiedad por el hecho de pensar en o de tener relaciones sexuales. Hay muchos motivos por los que puede ocurrir esto, pero en términos generales se trata de que, inconscientemente, el sexo no lo relacionan con placer sino con obligación, lo cual produce temor, vergüenza y, finalmente, ansiedad.

En el caso de las mujeres, lo más común es que tener sexo les genere ansiedad por una cuestión de inseguridad: querer cumplir con los estándares impuestos de belleza hace que muchas mujeres sientan vergüenza de sus cuerpos y no quieran que su pareja las vea desnudas y vulnerables, por lo tanto, el solo hecho de pensar en la intimidad les produce estrés y entonces pueden llegar a evitar el sexo para no sentirse así.

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En el caso de los hombres, la situación es distinta: ellos no se preocupan tanto por si tienen pancita o no, pero suelen vivir muy duramente la ansiedad del desempeño, es decir, algunos hombres ansiosexuales se estresan a priori pensando en si tendrán una erección o no, si durarán lo suficiente o no, si llenarán las expectativas de su pareja o no… esto es tan agotador que evidentemente la ansiedad se apodera de ellos.

Tension sexual

Como verás, ambas dimensiones del problema se interrelacionan, o sea que se trata de un problema conjunto que puede llevar a un círculo vicioso complicado: “me da ansiedad tener sexo y la ansiedad me quita las ganas, entonces menos quiero tener sexo”. Por eso, si te has identificado con la ansiosexualidad, lo mejor que puedes hacer es visitar a tu médico antes de que el problema escale y te cause problemas de pareja más difíciles de resolver. 

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