La verdadera historia del cinturón de castidad

13 agosto, 2019 4 mins de lectura
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Prácticamente todos hemos visto en algún libro, serie o alguna exposición uno de estos aparatos que parecieran de tortura; o al menos hemos oído hablar de ellos. Pues hoy te contaremos la historia de los cinturones de castidad y desvelaremos algunos mitos, pues todos conocen su propósito principal, pero pocos saben que había ocasiones en que estos dispositivos se usaban solo para decoración en lugar de para controlar.

¿Cuándo surgen los cinturones de castidad?

Hay algunos desacuerdos respecto a la fecha en que se registra su primer uso; algunos creen que se hicieron por primera vez en Italia durante el siglo XIV, hay otras referencias a dispositivos similares que se utilizaron ya en 1150, durante las Cruzadas, o incluso en la época romana o griega; sin embargo, la versión más popular es que el cinturón de castidad fue un instrumento medieval que se popularizó durante las Cruzadas, cuando los hombres dejaban a sus esposas durante años para ir a luchar en las guerras.

¿Cómo eran realmente?

Según varios textos y leyendas, el cinturón de castidad era un dispositivo de metal que se cerraba alrededor del área genital de las mujeres para evitar las relaciones sexuales y la masturbación cuando el marido estaba ausente. Las primeras descripciones de los cinturones de castidad se encuentran principalmente en textos religiosos y se ha notado que, aunque todos tenían el mismo diseño básico, las particularidades variaban según la región.

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De acuerdo a los textos y a los cinturones que tenemos hasta nuestros días, se puede concluir que todos, o la gran mayoría, estaban hechos de puro metal, aunque algunos tenían correas de cuero para sujetar alrededor de la cintura. La realidad es que, a pesar de que les llamamos “cinturones”, parecen más unos pañales o unos calzones de abuelita de metal, con pequeños orificios (uno delantero y otro trasero) para la excreción de desechos.

¿Cuál era su uso realmente?

Ahora bien, por más interesante (y morboso) que sea imaginarnos a estos hombres medievales dejando a sus mujeres atrapadas en este artefacto para que no les pusieran el cuerno; en realidad hay muy pocos indicios de que las mujeres realmente usaran un cinturón de metal para evitar el sexo, de hecho, es muy improbable que en esa época existiera la noción de “infidelidad” o exclusividad sexual, por lo que quizá a los hombres no les preocupara tanto el tema.  

Más bien, los estudios apuntan a que se usara como artículo decorativo, o quizá como un objeto de carácter cómico que hacía referencia al temor masculino de que sus esposas los engañaran con hombres más jóvenes. Pero repetimos, si bien pudo haber hombres a quienes esto les preocupara, hay pocas pruebas de que realmente obligaran a sus esposas a usar los cinturones como método para asegurar su fidelidad. 

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Obviamente, no se puede negar que los cinturones de castidad existieron y se fabricaron en algún momento, ya que hay muchos de ellos en exhibición en museos de todo el mundo; pero al parecer se volvieron más un mito medieval que otra cosa, al punto que algunos historiadores creen que muchos de los cinturones de castidad que vemos en los museos podrían ser falsificaciones, reproducciones o haber sido creados mucho tiempo después del Medievo.

Hoy en día, el imaginario de nuestra sexualidad ha recurrido a estos objetos míticos y los ha traído al presente como accesorios para prácticas sexuales alternativas como el BDSM o cierto tipo de fetichismo, así que si buscas en tu sex shop de confianza, es probable que encuentres cinturones de castidad modernizados para jugar con tu pareja al caballero y la dama o algún juego de dominación-sumisión.  

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