Juan Rulfo: el amor en la vida del escritor prodigio de México

16 mayo, 2018 3 mins de lectura
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Una persona Kinky también es aquella que gusta de leer las letras que se escriben en México y que traspasan fronteras geográficas y temporales. Juan Rulfo es uno de los escritores más prodigiosos que México le ha dado al mundo y lo hizo con dos obras clave: Pedro Páramo y El llano en llamas, aunque poco se habla de El gallo de oro, obra que también escribió. 

Pero si hay algo de lo que tampoco se habla mucho es de la vida del autor más allá de sus libros y la verdad es que su historia de amor dice muchísimo más de quién era. La mujer que acompañó sus pasos fue Clara Angelina Aparicio, a quien conquistó luego de cortejarla por mucho tiempo e invitarla por helados para ella y sus amigas, de forma anónima, claro, porque en ese entonces se pensaba que esas actitudes eran románticas, los tiempos lo permitían.

Cuando Rulfo tuvo el permiso de los padres de Clara para cortejarla, él le pidió que fuera su novia y como el escritor debía viajar a la ciudad de México constantemente, mientras ella vivía en Guadalajara, su romance perduró a través de cartas.

En alguna ocasión te contamos por qué dedicar poemas es Kinky, pero más allá de eso, la escritura de cartas a mano es algo que en la actualidad se ha sustituido por los mensajes cortos en apps para ligar. Y vaya, no es que eso esté mal, cada quién tiene métodos para formar una pareja completamente válidos. Sin embargo, en Let’s Kinky creemos que el hecho de que alguien se tome el tiempo para redactar algo sobre ti de su puño y letra, significa muchísimo en estos tiempos donde un emoji parece sustituir palabras, sentimientos y todo.

Juan Rulfo y Clara Aparicio

En este sentido, Juan Rulfo nunca escatimó en demostrarle su amor a Clara, con quien se casó en 1947 y con quien la distancia no fue impedimento para vivir felices. Al menos eso es lo que podemos encontrar en el libro Cartas a Clara, que fue lanzado en 2013 y que muestra en algunos fragmentos todo lo que el escritor sentía por ella, como este:

“No puedo dejar pasar un día sin pensar en ti. Ayer soñé que tomaba tu carita entre mis manos y te besaba. Fue un dulce y suave sueño. Ayer también me acordé de que aquí habías nacido y bendije esta ciudad por eso, porque te había visto nacer.

No sé lo que está pasando dentro de mí; pero a cada momento siento que hay algo grande y noble por lo que se puede luchar y vivir. Ese algo grande, para mí, lo eres tú. Esto lo he sabido desde hace mucho, más ahora que estoy lejos lo he ratificado y comprendido”.

No cabe duda que, si un escritor se basa en ti para crear una historia, siempre serás inmortal, pero si, además, escribe cosas sobre ti que solamente tú leerás en su momento, sobrepasa cualquier límite de lo enteramente universal: el amor.

¿Tú aún escribes cartas para tu pareja? ¿Te gusta que tu pareja te envíe cartas? Cuéntanos y ¡Hazte Kinky!

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