El lado Kinky del dolor

14 enero, 2018 2 mins de lectura
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Así como dicen que del odio al amor hay solo un paso, también hay para quien del dolor al placer hay solo unos milímetros de distancia. En Let’s Kinky te hemos hablado ya de Bondage y otras prácticas alternativas, pero también nos preguntan con frecuencia: ¿realmente puede ser Kinky el dolor? Si Ser Kinky es sinónimo de erotismo, elegancia, sensualidad y autenticidad, ¿cómo entra el dolor en esta ecuación? 

Primero que nada, queremos explicarte brevemente la estrecha relación entre dolor y placer a nivel cerebral. Básicamente, el cerebro produce, entre otras, la misma sustancia cuando sentimos dolor y cuando sentimos un placer intenso: endorfinas. Así es, las llamadas hormonas de la felicidad también son segregadas ante estímulos dolorosos. Por supuesto, no todas las personas relacionan ambas sensaciones, por eso no todos disfrutan de prácticas masoquistas.

Sin embargo, para aquellas personas que disfrutan de pequeñas dosis de dolor, éste puede potenciar increíblemente el placer y los orgasmos. ¿Es esto Kinky? ¡Por supuesto que sí! Claro, siempre y cuando recordemos las reglas básicas de toda práctica Kinky: que sea consensuado, es decir que ambas partes estén de acuerdo y disfruten por igual, y que no haya coerción en absoluto.

Si se cumple con esas reglas de oro, entonces todo puede ser Kinky, incluido el dolor. ¿Erotismo? Por supuesto, solo piensa en algunas de las escenas más hot de Cincuenta sombras de Grey. ¿Elegancia? 100% Pocas cosas son tan sensuales y elegantes como los accesorios BDSM. ¿Autenticidad? Todo lo que hagas por un deseo genuino y no por cumplir las expectativas de alguien más será siempre Kinky.

¡Sé tú mismo; sé Kinky!

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