Descubre si sufres de filiolatría: “Si yo te gusto, tú me gustas”

16 mayo, 2018 3 mins de lectura
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Aún hoy en día, es difícil deshacernos del estereotipo que muestra a las mujeres como el género más enamoradizo. Siempre se escuchará por ahí que las mujeres se enamoran más y con mayor facilidad que los hombres. Hoy no entraremos en esa discusión porque en realidad es una discusión estéril, pero sí hablaremos de un tema que podría interesarte si te consideras una mujer muy enamoradiza.

¿Por qué nos enamoramos? ¿De qué depende que alguien nos haga sentir mariposas en el estómago y otra persona no nos provoque nada? Evidentemente, hay muchas respuestas, uno se puede “enamorar” por varios motivos: por mera atracción física, por admiración intelectual, porque una amistad evolucionó, porque se encuentra diversión con la otra persona, etc. Pero una de las razones más comunes es la filiolatría.

Sí. Ya sabemos que el nombre suena horrible y que podrías pensar que se trata de algo muy complicado; pero en realidad, en cuanto te lo expliquemos sabrás que -seguramente- lo has experimentado alguna vez. La filiolatría es cuando te enamoras de alguien solo porque ese alguien te adora; es decir, la adoración del otro hacia mí me hace adorarlo y pensar que lo amo, cuando en realidad solo amo el hecho de que me haga sentir amada.

Te amo porque me adoras

Las personas que sufren de filiolatría suelen tener una profunda necesidad de sentirse validadas por el otro; por lo tanto, suelen tener respuestas emocionales radicales ante los comentarios de los demás: si me dices que soy lo máximo, entonces te amo; si me dices que cometí algún error, entonces te odio. En ese sentido, cuando ven en su “enamorado” una mirada de absoluta adoración, entonces se sienten bien consigo mismas.

Las neuronas espejo

filiolatra

Las llamadas neuronas especulares o espejo son las que nos permiten sentir empatía hacia los demás, ya que éstas se activan cuando realizamos una acción y vemos que otro la realiza también, entonces sentimos, por decirlo de alguna manera, como si estuviéramos “en la piel” del otro. Esta es una de las explicaciones que suelen darse a la filiolatría desde una perspectiva neurológica.

¡Dime que me amas!

Pero desde una perspectiva psicológica, la causa de este fenómeno tiene que ver sobre todo con una cosa: el ego. Cuando dejamos que el ego se apodere de nosotros, entonces no solo sentimos que somos el centro del universo, sino que incluso somos capaces de “enamorarnos” de quien sea, siempre y cuando nos confirme con sus miradas, actitudes y palabras que, efectivamente, somos el centro de su universo.

El punto aquí es que, aunque es algo bastante común y en muchos casos hasta inconsciente, debes de tener en cuenta que NO es real. Es decir, en la filiolatría no estás realmente enamorado del otro, por lo tanto, en cuanto él deje de idealizarte, tu “amor” desaparecerá. Solo se trata de que lo tengas presente para que, en su momento, puedas identificar algunas de las trampas de tu mente.

¡Hazte Kinky!

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