Sé el mejor estudiante en la cama

21 mayo, 2017 3 mins de lectura
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Con el pretexto del Día del Estudiante – celebrado el 23 de mayo -, nos pareció adecuado recordar que, aunque parezca muy obvio, nadie nace siendo un experto(a) en sexo. Claro que ya venimos con un instinto y hay ciertas cosas que hacemos de forma intuitiva, pero si lo que queremos es dominar las artes eróticas y convertirnos en grandes amantes, no nos queda de otra: hay que estudiarle. Pero tranquilos, estudiar no tiene por qué ser aburrido y mucho menos cuando se trata de estos temas.

Por supuesto, cuando decimos “estudiar” no nos referimos a que tengas que ir a la biblioteca de tu colonia y pasar horas estudiando la anatomía humana y el funcionamiento de los genitales, ¡nada que ver! Pareciera que, desde que entramos al kinder, nos han planteado mal la noción de estudiar; nos han dicho que estudiar es una obligación, que hay que hacerlo sólo para aprobar exámenes, que implica una aburrición tremenda de horas sentados en una silla y que si no lo hacemos recibiremos un castigo. 

¿Qué pasaría si más bien nos explicaran los beneficios reales de aquello que vamos a aprender? ¿Si, en lugar de estudiar sentados, nos impulsaran a hacerlo de forma práctica y constante (no sólo un día al mes)? Retomemos nuestro tema inicial y pensemos entonces en lo anterior pero respecto al sexo. “Estudiar” no sería entonces aburrido, por el contrario, sería practicar, buscar entender los gustos y necesidades de mi pareja, experimentar nuevas formas, preguntarle y preguntarme cómo sí y cómo no; sería casi casi una labor científica de prueba y error.

Entonces, un buen estudiante en la cama sería aquel que, cual científico en laboratorio, prueba, repite, intenta, imagina, planea, va llevando un registro de lo que le funciona y lo que no (en el sexo, eso dependerá de cada pareja sexual, obviamente); cuando algo no le da los resultados que esperaba, le pregunta a su pareja y hace los cambios necesarios para que su “proyecto” (sus sesiones eróticas) den los frutos que desea; no se rinde ni cree que ya lo sabe todo. 

En la vida, nunca dejamos de aprender, nunca; y en el sexo esto es igual de cierto: siempre habrá cosas nuevas por aprender y descubrir. En este sentido, quizá si todos, en vez de dar por sentado que “somos buenos en la cama”, nos atreviéramos a asumirnos como “eternos estudiantes” (siempre sedientos de saber más), quizá nuestras relaciones sexuales serían más satisfactorias para ambos, ¿no lo crees? Así que, queridos lectores Kinky, ¡feliz día del estudiante!

¡Hazte Kinky!

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