5 señales para reconocer a una celópata (y huir)

8 octubre, 2016 5 mins de lectura
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Los celos son definidos como una respuesta emocional ante el sentimiento de amenaza o pérdida de algo (o alguien) que consideramos nuestra propiedad. De acuerdo a la definición anterior, idealmente no deberíamos sentir celos de nuestra pareja, pues jamás deberíamos considerarla “nuestra propiedad”; sin embargo, la realidad es que sentir celos resulta, hasta cierto punto, normal, es humano y lo ha sido siempre.

Sin embargo, cuando los celos se encuentran dentro del rango de “lo normal” no causan mayor problema en la pareja, se puede platicar al respecto con madurez y aclarar la situación. Otra cosa muy distinta es cuando los celos se vuelven irracionales, obsesivos y sin fundamentos; entonces entramos en terrenos patológicos, y sí, existe una enfermedad llamada celotipia que es capaz de destruir no sólo a la pareja, sino a cada uno de los individuos.

Es muy importante que aprendas a identificar algunos de estos rasgos enfermizos, pues enfrascarse en una relación con una persona celópata se puede volver literalmente una tortura: en casos extremos, hay gente que ha llegado a perder amigos, pasatiempos y hasta trabajo, pues el vínculo se vuelve patológico y se puede entrar en círculos viciosos muy complejos. Así que, si sientes que tu pareja exagera con sus celos, toma nota de lo siguiente y actúa de inmediato.

  1. Acusaciones infundadas de infidelidad

    Para una mujer celópata, todo lo que salga de la rutina será motivo de celos y, en su cabeza, es muestra de alguna supuesta infidelidad; si se te hace tarde para alguna cita, si el celular se te queda sin batería, si te quedaste dormido y no la llamaste… todo será para ella evidencia de tu infidelidad: “seguro apagaste el teléfono porque estabas con alguien, llegaste tarde porque estabas con otra”. Aun las cosas más pequeñas pueden desatar su imaginación.

  2. Preguntas controladoras

    Si te habla constantemente para preguntarte dónde estás, con quién estás y qué estás haciendo, enciende la luz de alerta. Una cosa es el interés por el otro (preguntarle cómo le fue en su día y cómo está) y otra muy diferente es querer saber absolutamente cada uno de los pasos que das y con quién. Comúnmente la celópata argumentará que te pregunta todo eso por interés, pero tú sabrás distinguir cuando más bien se trata de querer controlarte.

  3. Intrusión en tu intimidad

    Tu intimidad es todo aquello que te pertenece, que es tuyo y que no tienes porque compartir con nadie a menos que así lo desee: como la información que tienes en tu celular, tu correo electrónico o los cajones de tu clóset. En una relación sana, nadie tiene por qué hurgar en la intimidad del otro; así pues, si tu pareja revisa tus cosas personales – mensajes de texto, mails, ropa, etcétera – generalmente significa que desconfía de ti y que cree que la estás engañando de alguna forma.

  4. Toda mujer es el enemigo

    Recuerda que los celos están fundados en una profunda inseguridad personal, por lo tanto, una celosa patológica suele tener problemas con cualquier mujer que te rodee: amigas, compañeras de trabajo, novias de amigos… todas “quieren contigo” o “seguramente te gustan”. Esto puede llegar al extremo de enojarse por que voltees a ver a alguien en la calle o, incluso, por el hecho de que te parezca atractiva alguna modelo o actriz (sí, por más irreal que esa mujer sea).

  5. “Escenitas” en público

    Finalmente, una mujer con problemas de celos tiende a expresar sus acusaciones en público y en voz alta, poniéndote en evidencia y haciéndose la víctima. Como dice el dicho: “la ropa sucia se lava en casa”, así que si tu pareja suele hacerte “escenitas de celos” en lugares públicos la cosa no pinta muy bien que digamos.

La celotipia es una enfermedad psicológica, y las personas que la padecen tienen un complejo de inferioridad tan agudo que piensan que todo lo que el otro hace es porque ellas no son suficiente (suficientemente bonitas, inteligentes, buenas). Estas personas sufren mucho, pues para ellas el engaño es real – aunque no lo sea – y la amenaza es constante; por eso, como cualquier enfermedad, lo ideal es que se traten para poder funcionar en pareja.

Sin embargo, esto no significa que tú debas sacrificarte y convertirte en mártir de su enfermedad; recuerda que primero y ante todo estás tú, tu salud física y mental. Si piensas que te encuentras en una relación de este tipo, te recomendamos que evalúes los pros y los contras y antepongas tu tranquilidad ante cualquier otra cosa o persona.

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