Lo que le pasa a tu cuerpo cuando dejas de tener sexo

15 agosto, 2016 4 mins de lectura
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Tal vez pensarás que cuando llegas al orgasmo, te excitas o creas una conexión con otra persona, tus genitales son los únicos que están de fiesta y el resto de tu cuerpo se mantiene aislado trabajando en sus tareas digestivas o de circulación sanguínea, haciendo que tu corazón lata o tus pulmones te oxigenen. Pero no tienes idea de lo mucho que esa respuesta sexual los implica y les deja beneficios. Una abstinencia sexual prolongada puede afectarte, por ejemplo:

Cada vez tendrás menos deseo y te costará excitarte. Hay una razón cerebral simple: cuanto más sexo tenemos, más nos pide nuestro cuerpo. Esto debido a que al contactar eróticamente y llegar al orgasmo, se activa nuestro núcleo Accumbens, un centro de recompensa en el cerebro. Cuanto más se activa, más dopamina secreta y experimentamos más placer, lo que nos insta a buscar más. Trabaja como cualquier adicción.

Es decir, si tenemos sexo con mayor regularidad, en vez de sentir menos deseo, nos adaptaremos a la nueva frecuencia y el cuerpo nos instará a una mayor búsqueda. Por el contrario, si nos acostumbramos a cierta cantidad de sexo, y la disminuimos de golpe, de inicio el deseo aumentará (como sucede con el síndrome de abstinencia a una droga) pero poco a poco nos adaptaremos a la nueva frecuencia y la libido tenderá a bajar.

Quizás pienses que eso se puede arreglar con unas dosis de autoerotismo, o sea masturbándote. Bueno, sí y no. Bajo el esquema del punto anterior –de cómo se comporta el núcleo Accumbens- , un estudio demográfico de Tomas W. Smith de la Universidad de Chicago sobre comportamiento sexual, encontró que es más frecuente la masturbación en personas cuya actividad sexual es más asidua que quienes han pasado largo tiempo sin coito. El coito no es un sustituto del autoerotismo ni viceversa, son dos experiencias sensoriales, cognitivas y emocionales distintas.

Muchas de tus funciones trabajarán con menos efectividad. Al excitarnos y orgasmar, múltiples glándulas trabajan mejor, hasta en funciones que nada tienen de románticas como la manera en la que tu colon aprovecha los alimentos. Al bajar la frecuencia de tus encuentros o suprimirlos, no absorbes del mismo modo los nutrientes, la circulación de tu sangre puede no ser tan eficiente y la oxidación de las células se da con mayor rapidez. Sí, el sexo rejuvenece. Y estos son sólo unos ejemplos.

Con esto no quiero decir que no puedas tener una salud integral a partir de la abstinencia, pero se ha comprobado que el circuito cerebral y los cocteles químicos que segregamos en esos momentos de gozo, le dan un levantón total a la creación de masa muscular, el fortalecimiento de los huesos, la depuración de toxinas y mucho más. Porque el cuerpo entra en una frecuencia vibratoria de sensaciones de bienestar. Sustancias clave como la serotonina y las endorfinas mejoran sensiblemente todos nuestros sistemas y nuestro enfoque mental y cognitivo respecto a nosotros mismos, a la resolución de situaciones, a la concentración y el enfoque.

Pero, ojo, no caigamos en mitos. En especial los relacionados con los genitales. Porque sí hay quien cree que la vagina se cerrará o cancelará y que si tienes sexo después de años de abstinencia, te volverá a doler como cuando perdiste la virginidad. Falso. De hecho el dolor, incluso en la primerísima vez, está asociado a la falta de tono en el grupo muscular del suelo pélvico y la vagina. Porque están atrofiados, pero si se mantienen en movimiento haciendo kegels por ejemplo, no habrá ningún problema. Tampoco compromete tu capacidad para ovular y por lo tanto procrear; porque les juro que he escuchado casos de mujeres con dificultades para quedar embarazadas que lo relacionan con un lapso de vida en que se mantuvieron sin contacto sexual.

En el caso de los hombres, no se les van a crear tumores o bolas en los testículos por no ‘descargar’ o su pene se achicará. De hecho, las eyaculaciones nocturnas (mal llamadas poluciones nocturnas), permiten que los testículos se descarguen de manera natural cuando ya hay una acumulación de semen importante.

Y, claro, la plenitud sexual tampoco está en tener sexo por tenerlo y con quien sea con tal de tenerlo. Hay miles de componentes en la plenitud. Y para cada quién es personalísimo.

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