Señor de las relaciones: ¡líbranos de la friendzone!

25 julio, 2016 5 mins de lectura
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“Claro que te quiero, pero sólo como amigo(a)”. Si alguna vez escuchaste una frase parecida de la boca de un hombre o mujer que te gustaba, entonces seguro sabes lo que es ese lugar parecido al limbo, en el que ni estás en el cielo ni estás en el infierno y del que virtualmente nadie te puede sacar: la temida y repudiada friendzone, el triste país de los que siempre querrán algo más y nunca lo tendrán.

Si ya has estado ahí, seguramente no querrás volver a entrar y si no conoces la zona, créenos, querrás evitarla. Para ello te compartimos unos cuantos consejos que, esperamos, te mantendrán alejado de este territorio; por cierto, estos tips aplican tanto para hombres como para mujeres: desechemos ya la idea de que siempre son los hombres los “bateados” y las mujeres las que rechazan. No. Aceptémoslo: la friendzone no discrimina por género, edad ni preferencia sexual.

El ingreso a esta zona suele tener dos causas: o el interesado no expresó con claridad sus intenciones, o la persona deseada es muy manipuladora, te da alas y luego te dice que “malinterpretaste” las cosas. En éste último caso, te aconsejamos que huyas y te alejes, pues corres el riesgo de quedarte enganchado con alguien que probablemente te utilice y que no te llevará a ningún lado. Si el caso es el primero entonces, sentimos decírtelo, puede que sea tu culpa.

¿Qué hacer? Pasos para no caer en la friendzone

Paso número uno: deja claras tus intenciones. Paso número dos: reitera abiertamente tus intenciones. Paso número tres: dile que no te interesa ser su amigo(a) y ¡vuelve a dejar claras tus intenciones! ¿Quedó claro? No hay más. Manda a volar la timidez, sacúdete el temor al rechazo y atrévete a manifestar lo más pronto posible que no buscas amistad, que amigos ya tienes y que él o ella te gusta y te interesa para otro tipo de relación (ya sea meramente sexual o de pareja).

Ahora, ¿qué tan pronto es lo más pronto posible? Por supuesto, no tiene que ser lo primero que le digas en la primera cita, no te decimos que a los cinco minutos de plática le sueltes que quieres llevártelo a la cama, o que la quieres para madre de tus hijos; pero sí ve mandando señales corporales y verbales que evidencien tu intención, como tocarle el rostro, sonreírle coquetamente, besarle la mano o hacerle pequeños cumplidos. Después de unas pocas citas así, entonces dilo explícitamente.

Una vez que hayas manifestado con toda franqueza tu interés, existen dos posibilidades: o te responde: “adelante, vamos a intentarlo”, “yo también quiero algo más”, o cualquier sentencia que implique que están en el mismo canal; o te responde con alguna frase del tipo: “te quiero mucho, pero no te veo como pareja”, “me caes muy bien, pero te veo como un gran amigo”, o cualquier variante que, para el caso, significa lo mismo: simplemente una patada en el trasero.

Si te responde con la primera posibilidad, adelante, vas por buen camino; si te responde con la segunda, aprende a asumir el rechazo decorosamente, di adiós y a otra cosa. Si después de una negativa de parte del otro, decides seguir ahí, entonces estarás entrando voluntariamente a la friendzone, así que luego no te quejes. Si, tristemente, ya estás dentro de la zona, te damos tres consejos:

  1. Saca de tu cabeza este clásico pensamiento: “está bien, seremos amigos, a lo mejor con el tiempo y la convivencia se da cuenta del partidazo que soy y se enamora”. Olvídalo, sólo estarás alimentando expectativas con poco fundamento y puedes terminar más lastimado(a).
  2. Si decides seguir conviviendo con la persona en cuestión, aprende a decir que no y no le cumplas todos sus caprichos, pues eso sólo te anclará más y le darás al otro cierto nivel de “poder” sobre ti.
  3. Si no quieres estar jugándole a los espejismos y a las posibilidades, entonces aléjate en serio; nada de que le llamas de vez en cuando o le escribes por Whatsapp, termina el capítulo, cierra el libro y a conocer más gente.

Recuerda que cada uno de nosotros decide cómo vive, qué acepta y qué no. Claro, en algunas situaciones existe el azar o la “suerte”, pero la gran mayoría de lo que somos está determinado por las decisiones que tomamos; así que si no quieres ser su amigo(a) simplemente aléjate y, si aceptas serlo, entonces deja a un lado las ilusiones y acepta que no habrá una relación de pareja, de no hacerlo, quien terminará sufriendo serás tú. ¡Aprendamos a tomar decisiones con agallas y a buscar siempre lo mejor para nosotros!

Tip Kinky:

Si ya superaste tu tropiezo en la friendzone y estás listo(a) para continuar, ¡checa este artículo y aprende a seducir con palabras!

¡Vive Kinky!