Los secretos de un gran cunnilingus

2 junio, 2016 4 mins de lectura
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Un hombre con una técnica oral desarrollada es el amante perfecto. Las caricias orales en la vulva y vagina, también llamado cunnilingus, pueden ser tu carta fuerte en la cama.

  1. Pon tu lengua y dedos a trabajar

    1. Coloca las manos en el inicio de sus muslos (donde acaba la rodilla) y recorre su piel en movimientos ascendentes hasta su entrepierna. En esa zona se encuentran puntos reflexológicos y conexiones sensoriales con su clítoris. Desde ahí comienzas a activarlo.
    2. Antes de llegar a sus huesos pélvicos, desliza tus palmas con dirección a su cadera y presiona ligeramente. Las yemas de tus dedos pueden rozar y masajear sus glúteos. De ese modo, además de relajar la zona pélvica, permites que más sangre fluya hacia sus genitales.
    3. Ahora sí pon a trabajar tu boca. Repite los pasos anteriores, pero esta vez deslizando tus labios y lengua. Estimula oralmente la zona como si sólo flirtearas con sus genitales, mas no llegues a ellos aún.
    4. Evita pasar la lengua como si lamieras un helado o la dejarás llena de saliva. Sólo usa la punta y besa realizando pequeñas succiones, sopla y succiona con suavidad.
    5. Comienza el cunnilingus. Con la punta de tu lengua recorre de abajo hacia arriba sus labios menores desde su unión con la entrada de su vagina y hasta la unión con el clítoris. Cuando llegues al orificio uretral (por donde hace pipí) evita la zona, ya que es fácilmente irritable y algunas bacterias pueden viajar por los conductos.
    6. Regresa con tu lengua por el mismo camino, hacia abajo y combina con intervalos de ligerisimas succiones. Repite algunas veces. Esto generará mucha ansiedad por ser estimulada en el clítoris. El cual has dejado hasta el final deliberadamente.
    7. Una vez en la zona clitorial. Trabaja pausadamente, estimulándolo de inicio en los laterales y la base del capuchón (debajo de la unión de los labios mayores en el pubis).
    8. Deslízate ligeramente hacia la punta del clítoris y haz movimientos elípticos con la parte más delgada de tu lengua y detente después de una serie de movimientos. Repite, pero esta vez con movimientos linguales a diversos ritmos, velocidades y direcciones. Su reacción te irá marcando tanto el ritmo como las figuras de los movimientos que le parecen más placenteros. Insiste en ellos.
    9. De vez en cuando succiona con mucha suavidad y agrégale una secuencia de ochos con tu lengua.
  2. El toque final

    Una vez que hayas comenzado la faena sobre el clítoris, coloca un par de gotas de lubricante con base de agua en tu dedo cordial e introduce un par de falanges -no más- en su vagina. Con la yema del dedo direccionando hacia la pared anterior de su vagina (hacia el ombligo). Ahí sentirás una zona un poco más rugosa que el resto de las paredes vaginales y un poco duro, ya que está detrás del hueso púbico.

    Haz círculos con la yema de tu dedo en ligeras presiones. Lo que está sucediendo ‘por dentro’ es que estimulas el clítoris desde su raíz. No olvides que lo que ves por fuera es apenas la quinta parte; se extiende al interior y topa con dicha pared vaginal.

    La combinación de tu boca dando caricias por fuera y tu dedo ejerciendo presión por dentro lo intensificará y el orgasmo será más extensivo.

¡Disfruta el espectáculo!