Vasectomía, ¿el método para ti?

28 mayo, 2016 5 mins de lectura
Compartir

Muchos le temen al dolor o a las implicaciones de realizarse una vasectomía y, claro, si pudiera afectar su vida sexual o desempeño. Te explico qué es una vasectomía y todo lo relacionado con esta cirugía:

Una vasectomía es el corte de los conductos deferentes -o sea las vías por las que transitan tus espermatozoides, mismos que produces en los testículos-, el esperma sube por esos conductos hasta mezclarse con los fluidos seminales para formar el semen (o sea lo que eyaculas); al hacer ese corte, los espermatozoides no se podrán mezclar con los fluidos por lo que cuando eyacules (porque sí, sí vas a seguir eyaculando), ese fluido seminal no va a contener espermatozoides.

Como ves, en tu vida sexual nada cambiará. Seguirás sintiendo lo mismo y eyaculando la misma cantidad sólo que en ese fluido no habrá ‘semillas’.

Tampoco cambiará tu rendimiento ni se afectará tu erección porque no tiene nada que ver.

  1. ¿Quién hace la vasectomía?

    Un cirujano urólogo. Tienes que hacer una cita, te revisará y explicará el paso a paso; y claro, te programará. No es algo que pueda hacerte en el consultorio durante la misma visita.

    Puede hacerla (de acuerdo con su recomendación), de dos formas:

    Con incisión

    1. Te van a colocar anestesia local en el área pélvica. Sólo será un pinchazo y ya no sentirás nada.
    2. Hará una incisión a cada lado de las bolsas escrotales, o sea de tus testículos, o una en el centro. Son incisiones muy pequeñas (tranquilo) y así podrá tener acceso a tus conductos y podrá extraer una pequeñísima parte de cada uno. Son literal como fideos, así que es como si le quitaras un pedacito a un fideo.
    3. Algunos médicos optan por ligarlos, o sea anudarlos o ponerles una grapa quirúrgica.
    4. Te pondrá uno o dos puntos y ¡se acabó!

    Sin incisión o la también llamada ‘Sin bisturí’

    Es lo mismo, pero aquí no se corta la piel del escroto. Te harán una casi imperceptible perforación para tener acceso a ambos conductos. Luego, éstos se ligan, cauterizan o bloquean. La perforación diminuta cierra sola en unos días.

  2. Ahora, ¿y la recuperación?

    La mayoría de los urólogos te recomiendan que te la hagas en fin de semana, o sea un viernes por la mañana y el lunes ya estarás trabajando como si nada.

    Habrá molestias esos dos o tres días y se inflamarán un poco tus testículos, pero nada que te haga llorar, créeme. Tomarás analgésicos y desinflamatorios así como un antibiótico para prevención de infecciones.

    Aunque sabemos que los hombres son bastante menos tolerantes al dolor, ninguno a quien se la haya practicado te dirá que pasó un vía crucis. Sólo un par de días incómodos, en los que se tiró a ver sus series favoritas y deportes. Además, seguro te tendrán bastante consentido.

¡Ojo!

No te confíes, no es ‘instantánea’, tendrás que usar un método de apoyo de tres a seis meses posteriores a la operación. Eso, porque debes comprender que produces mil células de espermatozoides ¡por segundo!, en una eyaculación hay hasta 250 millones de ellos. Así que aunque cortes los conductos, en éstos pudieron quedar todavía muchos ‘vivitos y –literal- coleando’, que tienes que eliminar. Por lo que tardas unos tres a seis meses en ello hasta que el líquido salga ya libre.

Por lo regular, muchos hombres a los tres meses se hacen un conteo y se encuentran con que sus fluidos ya no contienen espermatozoides.

¿Decisión de edad?

  1. Cuándo hacerla es un tema complejo, porque cada ser humano evoluciona y aunque a los 30, cuando estás en plena fiesta, juras que jamás querrás hijos, puedes plantearte después la posibilidad. O, ¿quién sabe si a los 40 conocerás a la mujer con la que sí tendrías un hijo? Y ahí vienen los arrepentimientos.

  2. Cualquier hombre, a cualquier edad (reproductiva, claro), puede hacérsela, pero se recomienda para quienes ya tuvieron hijos y ahora sí quieren ‘cerrar la fábrica’ o que están en un segundo o tercer matrimonio y están seguros de que ninguno de los dos quiere más hijos.

  3. Es una decisión personalísima, pero que sí se tiene que tomar con mucha consciencia ya que aunque hay forma (muy compleja) de revertirla y no siempre con buenos resultados, es una decisión de por vida. También puedes optar por congelar semen (lo cual es una inversión mensual importante) por si algún día querrías hijos. Y claro, acudir a la fertilización asistida pero además de ser mucho más complicado representa un gasto muy elevado.

Piénsatelo y si estás en el momento, visita a tu doctor.