Mejora tus erecciones ¡ya!

2 abril, 2016 2 mins de lectura
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Por desgracia, a pesar de las revoluciones ideológicas, muchos hombres siguen sosteniendo su masculinidad en su pene, en sus erecciones. Y éstas suponen un valor intrínseco inmensurable: poder, posición, autoestima, control.

Por fortuna, las fallas que el Sr. Pene sufre de vez en cuando (o consuetudinariamente) han comenzado a verse con ojos más humanos y naturales, y lo son. Actualmente buscan asistencia médica del 15 al 20% de los hombres que sufren disfunción eréctil; hace 15 años, se trataban sólo el 1%. Y en vez de darle la espalda, más y más hombres de todas las edades buscan información para evitar el fenómeno del pene que no quiere reaccionar: porque la mente está a todo, el deseo sexual los insta, pero –ya sea por razones orgánicas o emocionales- su ‘amigo’ no quiere cooperar.

Cuando de erecciones se trata, hay que mantenerlas y sentirlas -a todas las edades y momentos de vida-, pero ¿cuándo y por qué comenzar a preocuparse tras la falta de erección ocasional o consuetudinaria? La importancia está en observar la incidencia de esas ‘idas de vacaciones’ de una erección, pues las causas de aquellas poco frecuentes vacaciones, pueden aducirse al estrés, al nerviosismo que ciertas mujeres les causan, al cansancio.

El caso del abuso de alcohol o enervantes, es otra historia: si un hombre no puede pararse por sí solo ¿cómo esperará que su pene lo haga? Sin embargo, el 80% de los hombres con disfunción, sufre de alguna enfermedad física que lo produce como por ejemplo la diabetes, la hipertensión arterial y muchos otros padecimientos letales que suelen dar alarma la alarma a través de la falta de erección o de la falta de solidez de ésta. Su pene es una especie de medidor de salud.

Ahora, ¿existe un mundo sin que el ‘amigo’ falle? Es posible. No hay parámetros establecidos, pero cada quien sabe cuándo se ha vuelto una constante vivir erecciones pobres o nulas. Entonces es momento de acercarse al médico de confianza o al urólogo (absténganse de acudir al brujo del mercado, por favor).