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Ser la única soltera entre tus amigas y que te pregunten: “¿Y tú qué onda? Ya consíguete a alguien, ¿no?” Querer ir a un evento social y que te pregunten quién será tu acompañante (sobreentendido, en términos de pareja). Estar en una reunión entre puras parejitas y sentirte el frijol en el arroz. ¿Alguna vez te ha pasado algo así? Bueno, pues entonces esta nota es para ti, porque no eres ni serás la única.
¿Ser soltera se ha vuelto un castigo social?
¿Sabías que en Japón los dogmas sociales imponen que una mujer debe estar casada a más tardar a los 25 años, o si no empieza a perder su valor como mujer? Bien, probablemente ahora estés pensando “¿y eso qué tiene que ver conmigo? No vivo en Japón, vivo en una sociedad occidental mucho más abierta respecto a esos temas”. Pues déjanos decirte que por un lado tienes razón… pero no del todo.
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Aunque nuestros estándares de comportamiento no sean tan rígidos como los de otros países, la realidad es que sí estamos inmersos en una sociedad que “te ve mejor” si estás en pareja y que, de hecho, espera y te anima a que estés en pareja; piensa en todos los comentarios de mamás, tías, abuelas, amigas, etc del tipo: “no te preocupes, ya encontrarás a alguien; ahorita estás sola, pero no pasa nada; ya te llegará el amor…”
¿Cómo se manifiesta la discriminación por soltería?
Esto no es algo nuevo. Ya en 2013, la psicóloga y colaboradora del Huffington Post, Bella DePaulo, tras años de investigación, acuñó el término “singlism” (cuya mejor traducción al español sería “discriminación por soltería”) para referirse al estereotipo, la estigmatización y la discriminación contra las personas solteras en áreas tan diversas como la política, la religión, el lugar de trabajo, los medios de comunicación y la vida cotidiana.
Bella habla de cómo ser soltera se vuelve un handicap incluso en el ámbito económico, ya que hace un estudio que demuestra que siempre acabarás pagando más en muchos ámbitos. También explica que todo nuestro constructo social está hecho para las parejas, por lo que incluso las leyes benefician o protegen solo a quienes están legalmente casados; entonces, las personas solteras siguen siendo ciudadanos de “segunda clase”.
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No nos vayamos tan lejos, basta con que observes a las personas a tu alrededor. ¿No te parece de pronto que todas las solteras están como obsesionadas con emparejarse? Como si no estuvieran completas hasta que tienen pareja. Y el estigma de la soltería va aún más allá: los hijos de padres solteros resienten las consecuencias, y hay quienes llegan al límite de decir que necesitas una pareja para “no morir sola”.
¿Qué puedes hacer al respecto?
Como te habrás dado cuenta, esta idea posmoderna de que las mujeres pueden ser felices sin una relación ha sido más aceptada en el discurso que en la realidad, pues la realidad sigue golpeando de frente con exigencias de pareja que no siempre podemos o queremos cumplir. Así que lo único que queda es ser consciente de que sí, puedes ser discriminada por ser soltera; y para trascender ese prejuicio no queda más que creértelo tú misma: no es necesaria una pareja para crear una vida significativa y satisfactoria.
¡Atrévete y Hazte Kinky!
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