Cómo ser un seductor implacable

15 abril, 2017 4 mins de lectura
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Sí, seguro desde que eras un puberto y comenzó tu búsqueda por relacionarte eróticamente con las chicas (o chicos, claro, orientaciones genéricas aparte), comenzaste a ejecutar a prueba y error todas las estrategias aprendidas, regaladas de los roles sociales y hasta los ‘sabios’ consejos de tus también adolescentes amigos. Aprendiste que se requiere de una estructura o de un juego con dinámicas contradictorias, como el típico galán que debe permanecer ambivalente: estar y no estar; un día decirle que es la dueña de tus calenturas y afectos, para al otro ignorarla. “Tenerla bien ‘picada’”, pues. 

Asimismo, muchas otras técnicas que tenían un objetivo primordial, al puro estilo de Casanova: lograr que cuantas más mejor, caigan en tu colchón. Y mira que acá no entraremos en disputas de numeralia. Desear o tener múltiples parejas sexuales es 100% respetable, siempre y cuando cumplas la regla de oro: “no me lastimo ni a mí, ni a mi pareja, ni a un tercero; ni física ni emocionalmente”. Y por ahí comenzaremos con el ‘manual del seductor”. ¿Quieres que de verdad babeen por ti? Comienza por el respeto. 

Aquí no te vamos a dar las frases célebres para ligar o para que ella desee con fervor que te la lleves a la cama. Se trata de que encuentres al seductor que hay en ti; que todos llevan uno dentro aunque ni lo sospechen.

Sentirte bien contigo mismo

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No puedes seducir si no te sientes a gusto contigo mismo, si no sabes quién eres ni te conoces; mucho menos si tratas de tapar tus inseguridades con comportamientos arquetípicos. O sea, ser el típico bufón, o el insoportable impenetrable con aires de grandeza, o el machito que todo lo sabe y todo lo puede. 

Cuando en serio disfrutas y aceptas de qué vas en esta vida, los juegos de poder te vienen guangos. Lograr que la chica o chico que te interesa desarrolle interés en ti tiene que venir de mostrar que eres humano y que te das permiso de vulnerarte. Créeme que eso realmente nos encanta. Saber que estamos en un espacio de confianza y de honestidad, donde tampoco tenemos que ponernos en personaje. 

Ser honesto con lo que quieres

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El tema de la honestidad tiene que estar súper puntualizado y en eso está incluido el que tú dejes bien clarito de qué vas. Porque –como ya hemos platicado- el sexo por sexo o el estar de date o free es tan válido como el sexo por amor o el querer una pareja ‘formal’. Pero hay que dejarlo claro desde un inicio, porque –recuerda- la regla es: No lastimar.

Compartir, no imponer

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Y en cuanto al sexo, seguro también aplicaste las mismas burradas heredadas de los roles de género y del ‘hacer masculinidad’. O sea, te cargaste el cuento de que en tus dinámicas sexuales tenías que ser el gran proveedor de placer, mostrarle a ella lo que TENÍA que gustarle y entrenarte para tener erecciones 24/7 y mantener un control eyaculatorio de campeonato. Y claro, asumiste que ser un gran amante radicaba en penetrar con fuerza frenética, esperando que ella gritara y gimiera cual estrella porno. 

Bien, la seducción en la cama, fuera de técnicas (que las hay y aquí puedes encontrar muchísimas) radica en abrir tu mente. Darte cuenta de que ella es responsable de su placer y tú del tuyo y la magia sucede cuando eso se comparte. Abrirte a que ella tenga demandas específicas y zonas que ha explorado antes de conocerte (a solas o con otras parejas) y que el que ella te sugiera ciertos moves, no significa que te esté diciendo que eres un pelmazo. 

En conclusión, no hay reglas preestablecidas (lamento decepcionarte). Ábrete a la experiencia, a encontrar ese tú único en las artes amatorias. 

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