¿Perdonar una infidelidad? Esa es la cuestión

27 marzo, 2017 5 mins de lectura
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Sobrevivir a un infidelidad puede ser un proceso valiosísimo de renovación, compromiso y complicidad, si saben detectar las oportunidades clave y –sobre todo- si se atreven a lidiar con sus demonios personales. Una infidelidad es el síntoma de muchos fondos sin arreglar. El trabajo debe ser conjunto y surgir de un deseo fidedigno y mutuo de sanar la relación. Como nunca antes, necesitarán ser un equipo.

Razones para ¿seguir juntos?

Lo primero, si tú has encontrado razones para continuar, tu decisión merece todo el respeto. Libérate del juicio social. El mismo proceso te permitirá detectar si lo hiciste por los argumentos adecuados. Asimismo, sabrás si tu pareja quiere recuperar su relación por los motivos correctos. Será tanto el trabajo y requerirá de tanta transparencia que inevitablemente eso saldrá a flote y tendrán un panorama para tomar decisiones. ¿Por dónde comenzar?

Tú no eres responsable ni víctima

Una infidelidad es un asunto más personal de lo que crees. Casi nunca buscamos a otra persona para sustituir a la pareja, sino a otro ‘yo’ que no hemos resuelto o que sentimos perdido en nuestra cotidianidad; a nosotros mismos en otra esfera. Sólo y sólo tu pareja tomó la decisión. El que quiere ser infiel, lo es. Tus fallas no le orillaron. Si –como mecanismo de defensa- alegó que fue una consecuencia de tus errores, están comenzando por el lado equivocado. Así como tiene que responsabilizarse al 100% y ser congruente, tú debes quitarte la etiqueta de verdugo y víctima.  Centren su atención en lo útil, en lo que está frente a ustedes, no en las culpas.

El “asunto” paralelo está finiquitado

Para resarcir la confianza, que es la zona vertebral de su rediseño, debe haber una seguridad mutua de que esa pareja paralela (‘la otra’, ‘el otro’), ha salido de sus vidas. Esa persona, quizás no dejará de gustarle o pasarle por la cabeza (crudo, pero cierto). Sin embargo, más allá de haber roto con su affaire porque ‘los descubriste’, en tu pareja debe haber total certeza y honestidad de no desear reestablecerlo. Si aún hay dudas o no ha limitado el contacto, tal vez este proceso no sea para ustedes.  

Volver a aprender a comunicarse

¿Dónde necesitas que tu pareja esté presente y dónde necesita que tú lo estés? No se trata de hacer una lista de lo que hizo mal en su etapa previa al ‘cuerno’, sino por primera vez (o enésima) decir –pero con la intención adecuada- qué desean como pareja en cada aspecto desde lo económico hasta en la cama. Esto puede tomar meses, y es un reto, pero nada clarificará más si deben seguir o no. Una persona no cambia, pero sí puede modificar sus conductas y hacerse presente en las áreas de vida necesarias. 

Tendrán que aprender a renegociarlo todo, to-do;  a encontrar las palabras adecuadas, a entender y darle validez a lo que siente el otro y en especial, a conocerse a sí mismos.  Procura acompañar esto con herramientas que te ayuden a trabajar en ti como terapia, actividades nuevas, yoga, meditación, cambios de alimentación. Necesitarás una red de ayuda y apoyo. Recuerda  que no sólo es una oportunidad para mejorar tu relación sino para encontrarte con quién eres y quién deseas ser. 

Escudriña con inteligencia emocional

Querrás saber cómo era esa pareja paralela, qué hacían, qué pretextos ponía cuando le veía. Tu pareja debe estar dispuesta a contestar y ser veraz; es parte de la transparencia. Pero, cuidado, las preguntas deben ser constructivas. Piensa, no hay nada útil en machacarte el ego preguntando, “¿Te gustaba más que yo?”, “¿Era mejor que yo en el sexo?”, “¿Qué te hacía en la cama?”. 

Nadie dice que no tengas derecho a indagar pero que la información te permita comprender y cree una base de rediseño. Por ejemplo “¿Qué aprendiste de ti durante ese tiempo?”, “¿Qué es lo que valoras de nuestra relación y temías perder si yo te descubría?”, “El hecho de que fuera prohibido, ¿te hacía sentir más libre o joven?”. Repito, si vas a escudriñar, que sea útil. Y mucho cuidado con la hipervigilancia. Si ahora te dedicas a espiarle el móvil, las redes sociales, el correo y las llamadas, vas a enloquecer y a contaminar el proceso. La confianza se gana pero también se cede

No todo es culpa de la infidelidad

Habrá discusiones, sí; y días complicados. Pero no pierdas de vista los motivos reales. No todo es el resultado de que tu pareja se haya acostado con alguien más o haya pasado una temporada viendo a otra persona. Salgan del mecanismo castigo-premio. El que tu pareja ahora tenga que ‘ganarse’ tu confianza o perdón, los puede hacer caer en un juego de poder y recompensas con la idea de que ‘te la debe’. Eso hace imposible que el proceso sea auténtico y sanador.  

Si cada que llegue un conflicto vas a recriminar y sacar el tema estarás echando atrás lo logrado. Eso implica perdonar el hecho, es decir, quitarle la carga emocional para poder verlo como el –sí, doloroso- creador de un cambio para ser mejores personas y pareja.  Se necesita mucho más que amor para dar el salto. No puedes borrar lo sucedido, imposible; pero sí puedes encontrar una pareja nueva en tu pareja. Y a una persona más plena en ti. 

¿Te atreves?

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