Pasolini: el sexo como un camino más hacia la liberación

El controvertido cine de este italiano ha llevado a muchos a cuestionarse sobre los límites entre el erotismo y la pornografía

1 noviembre, 2016 6 mins de lectura
Compartir

El 2 de noviembre de 1975, Pier Paolo Pasolini fue asesinado en Ostia, Italia. Hasta el día de hoy, no existe una versión definitiva que aclare las causas y circunstancias del crimen; todo ha permanecido, en concordancia con su vida, entre el misterio y el rumor. Desde motivos políticos hasta homofóbicos, las diversas teorías respecto a su muerte no han hecho más que engrandecer la ya de por sí majestuosa figura de este cineasta, poeta y pintor italiano.

A guisa de homenaje, repasamos, en tres de sus más famosas y polémicas películas, la evolución formal del director respecto a la presentación explícita de aquello que, por lo general, preferimos mantener oculto: el cuerpo humano, el erotismo, las perversiones, el sexo y todo lo que nos revela inevitablemente como los animales que somos. Para ello, hablaremos sucintamente de tres hitos en su cinematografía: Teorema, Pocilga y Saló o los 120 días de Sodoma.

Teorema (1967)

En esta película, Pasolini continúa con la línea ideológica de filmes anteriores como Mamma Roma, Accattone o Pajaritos y Pajarracos: prevalece la crítica a la burguesía, pondera sus valores comunistas, reprueba el sistema económico capitalista y exhibe los males que de éste se desprenden: pobreza, prostitución, marginalidad. Sin embargo, en este caso la sexualidad cobra gran importancia y, debido a la línea argumental de Teorema, Pasolini comienza realmente su experimentación con escenas en las que reina el erotismo, la sexualidad y la transgresión de tabúes.

estilo cinematografico dee pier paolo pasolini

En este filme, un misterioso joven arriba a la mansión de una familia burguesa italiana; el invitado se queda ahí unos días y ejerce sobre ellos una fascinación absoluta. Su natural sensualidad, la fuerza de su mirada y su corporalidad llena de vida, cautivan a cada uno de los miembros de la familia, con quienes termina teniendo relaciones íntimas. Cuando el joven se va, todos quedan desubicados, como si les hubieran robado la razón de su existencia.

Por supuesto, el tema principal es la alienación burguesa que Pasolini siempre criticó. Dentro de este enajenamiento de clase, los personajes cederán irremediablemente a los encantos de alguien (quienquiera que fuese) que llegue a romper esa inercia de vida, alguien sin el agarrotamiento pesado y puritano de quien lo tiene todo resuelto en la vida. Pero además, junto con la novedad, el joven trae la tentación corporal, ante la cual todos caen vencidos irrefrenablemente.

Pocilga (Porcile, 1969)

Dos años después, Pasolini se lanza a un nuevo desafío en el que se propone contravenir aún más los preceptos de lo moralmente aceptable. En Pocilga (también traducida como El Chiquero), vincula el sexo con otros temas tabú como el canibalismo o el parricidio. Por medio de dos personajes aparentemente opuestos, y explorando más en forma la categoría estética de lo grotesco, es capaz de mostrar lo más abyecto de la sociedad.

análisis al estudio de pier paolo pasolini

A pesar del escándalo suscitado luego del estreno de Porcile, es justo reconocer que esta provocación estética prácticamente sin contenciones refleja una mayor libertad del cineasta, tanto en lo profesional como en lo personal: al aceptar y exponer que el hombre puede ser incluso más bestia que la bestia, se libera todavía más de todo tipo de paradigma social y, por supuesto, sexual. A partir de aquí, el camino expresivo de Pasolini se erige como un trayecto sin pausa hacia el arrebato estético sin concesiones, hacia la insolencia absoluta, hacia el paroxismo total.

Saló o los 120 días de Sodoma (Salò o le 120 giornate di Sodoma, 1975)

Saló es una adaptación del libro Los 120 días de Sodoma del Marqués de Sade. Es la historia de 4 poderosos personajes – por demás simbólicos – que deciden dar rienda suelta a todas sus pasiones y perversiones durante 120 días seguidos, para lo cual secuestran a 18 jóvenes y 4 alcahuetas a quienes encierran en un palacio y obligan a complacerlos en todos los sentidos. Para muchos, Saló sobrepasa los límites de lo tolerable, pero es claro que lo que menos le importaba a Pasolini era lo socialmente aceptable.

En esta obra busca, justamente, explorar y quebrar los límites (de otra forma, ¿para qué adaptar a Sade?): topa de frente con lo grotesco, muestra aquello ante lo que cerramos los ojos, explora las ideas de dolor, placer y repugnancia por igual. Lo interesante es que, a nivel subconsciente, lo mismo que nos repugna nos atrae con fuerza y, en ese sentido, Saló no es sino una gran metáfora de la represión, la doble moral y la hipocresía de la sociedad (probablemente por ello recibiera el director tantas amenazas de muerte tras el estreno).

 películas de pier paolo pasolini

Pasolini ya había explorado en otras ocasiones la adaptación de textos ajenos (Edipo Rey, El Decamerón, Los Cuentos de Canterbury), pero ésta es probablemente la versión cinematográfica que mayor honor le hace al texto, nadie más podría haber hecho con Sade lo que hizo Pasolini: toda la esencia del Marqués se encuentra en Saló: es despiadada, es trágicamente violenta, es excesiva, está llena de rabia, de pasión, de vehemencia… es el paroxismo de Pasolini y, con éste, alcanzó el mayor grado de libertad artística que el tiempo le permitió.

Y el tiempo no le permitió más porque entonces, en lo que muchos consideran la cúspide de su carrera, llegó su muerte, porque en su sociedad – como en la nuestra – cuando algo incomoda es preferible eliminarlo. A Pasolini le llamaron de tantas formas durante su vida (puerco comunista, sinvergüenza, maricón, depravado), que seguramente no le preocuparía que lo tachen de pornográfico; sin embargo – y es vital entenderlo –, el carácter poético de su obra, las múltiples metáforas que utiliza, la complejidad técnica y la crítica contundente que comporta; lo alejan categóricamente de una lectura pornográfica superficial e imprecisa.

Con mente abierta y actitud crítica, ¡dale sentido a tus sentidos!

Te puede interesar: La polémica de Mischa Badasyan: arte o promiscuidad