El Templo de Suria: Origen del erotismo

13 enero, 2016 3 mins de lectura
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El culto al erotismo como una fuente de autodescubrimiento y acercamiento a la divinidad formó parte importante de la espiritualidad de numerosas civilizaciones de la antigüedad, especialmente de la cultura hindú.

La provincia de Orisa, al oriente de la India, alberga el Templo de Suria, también conocido como “La Pagoda Negra” que es como le llamaban los británicos asentados en la India durante la época colonial.

dónde estña el templo de suria

Los bajorrelieves de sus muros –considerados una de las más grandes obras maestras de la escultura medieval– develan tríos, posiciones y juegos sexuales entre parejas tanto heterosexuales como homosexuales, he incluso parafilias que formaban parte de la mitología no solo hindú sino griega y romana como la zoofilia. La sociedad hindú de la edad media entendía la sexualidad como una vía espiritual y la asumía con una total libertad, devoción y conocimiento.

La belleza, profundidad y apertura de las escenas eróticas labradas en sus muros asombra a propios y extraños aun siete siglos después de su edificación; pues no deja de ser la crónica de una cultura donde el sexo era una suerte de oración.

Conoce la historia

Según la leyenda, el joven príncipe Samba –hijo de Krishná, el dios principal de la espiritualidad hindú- había ridiculizado al sabio Naranda por su fealdad.

En venganza Naranda reveló al príncipe la ubicación de un místico río donde las mujeres más bellas de la India se bañaban desnudas sin temor a que las miraran.

Samba decidió ir al río en busca de doncellas para satisfacer sus impulsos eróticos. Al llegar al cauce miró con deseo y excitación a un numeroso grupo de bellezas que ahí se bañaban sin darse cuenta de que eran las 16 mil esposas de su padre, Krishná.

Krishná, iracundo, castigó el atrevimiento de su hijo inoculándole la lepra. El joven príncipe partió en busca de Suria, dios del Sol para suplicarle que lo ayudara a encontrar la cura de su mal.

historia del erotismo

Tras un largo viaje, encontró a Suria sentado en un río, sentado sobre una flor de loto. Samba se instaló en aquel lugar e hizo penitencia de doce años, tras los cuales quedó curado.

En agradecimiento Samba construyó para su benefactor un magnífico templo, cubriendo sus muros con escenas que narraban la vía del deseo, el erotismo y la sexualidad para alcanzar la elevación del espíritu.

Sin duda alguna, el Templo de Suria, culminación del antiguo erotismo hindú, es uno sitio para amar, desear y recorrer al menos una vez en la vida.

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