El italiano es uno de los cines que más ha cultivado el género erótico con implicaciones políticas y filosóficas, ¿lo conoces?
El cine italiano tiene una gran tradición en cuestión de erotismo y temas que tocan a la sexualidad y el deseo. Con estrellas de la talla de Marcello Mastroianni, Sophia Lauren, Monica Belluci o Claudia Cardinale; y con directores tan provocadores y audaces como Pier Paolo Pasolini, Bernardo Bertolucci o Tinto Brass, es evidente que el erotismo sería (y sigue siendo) un rasgo importantísimo en la historia del cine italiano.
Pero hay algo que caracteriza al cine erótico italiano a diferencia del de cualquier otra nacionalidad. En particular las obras de los años 70 tienen, en su mayoría, dimensiones y subtextos filosóficos, estéticos y políticos que frecuentemente fueron dejados de lado solo para hablar de lo provocadoras que eran o de lo incorrectas que le parecían a la crítica. Así que hoy te compartiremos algunos ejemplos de películas que fueron un escándalo en su momento y, por lo mismo, quizá fueron infravaloradas.
Te podría interesar Erika Lust: el personaje más Kinky del cine erótico
1. El Decamerón, de Pier Paolo Pasolini

La adaptación cinematográfica de 10 historias del Decamerón de Boccaccio fue un escándalo al tiempo que una influencia única en directores de la época. De hecho, a partir de este filme, se forjó el adjetivo "decamerótico" para referirse a películas históricas (de época) en las que el erotismo y la sensualidad se abrían paso entre los hechos históricos y/o literarios; todo presentado con prácticamente nula censura.
2. La caída de los dioses, de Luchino Visconti

La trama de la película tiene que ver, primordialmente, con el desastroso ascenso del nazismo en el seno de una familia alemana. En este contexto, Visconti nos presenta dos escenas muy impactantes: una es una orgía entre miembros de las SA y la otra es cuando Sophie y su hijo Martin se acarician cual amantes, excitados y embriagados por el poder. Por supuesto, la crítica se concentró en el tema del incesto y no en la crítica simbólica del sexo como estructura de poder.
3. La gran comilona, de Marco Ferreri

Cuatro amigos se reúnen en casa de uno de ellos con un objetivo claro: un suicidio gastronómico colectivo. Se trata de comer todo tipo de delicias hasta, literalmente, morir. Para que este deleite de excesos y hedonismo se complete, uno de ellos invita a unas prostitutas. El sexo y la comida se consumen al unísono y el placer de estos dos se empieza a fusionar: los cuerpos femeninos se convierten en carne apetitosa, mientras que la carne se tiñe de erotismo.
Te puede gustar: Alimentos estimulantes: Enciende tus sentidos
4. El portero de noche, de Liliana Cavani

Otra historia con un trasfondo político importantísimo. El argumento se basa en que la esposa de un director de orquesta reconoce al portero de un hotel como un antiguo miembro del partido nazi que abusó de ella y la obligó a volverse su amante. El odio y el deseo empiezan entonces a tejer redes en su memoria. El horror del nazismo se presenta, no solo en su dimensión racista y violenta, sino también en su dimensión erótica en la que el sexo no es más que un fetiche del poder.
5. Calígula, de Tinto Brass

Todas las películas de Tinto Brass fueron sumamente polémicas, pues algunos lo consideraban un autor de culto mientras había quienes no lo bajaban de pornógrafo. Calígula, protagonizada por los excepcionales Hellen Mirren y Malcolm McDowell, muestra la barbarie ejercida por el emperador romano; entre orgías, represiones y matanzas, el sexo se vuelve nuevamente un instrumento simbólico del abuso del poder.
No te pierdas estas películas y ¡Dale sentido a tus sentidos!
Te recomendamos también: El cine mexicano erótico: una probadita de su historia