Un poema erótico del chileno Jaime Antonio Guzmán

11 noviembre, 2020 2 mins de lectura
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A Verónica Vergara Escalona

Todo se ha vuelto lento de repente

Todo torpe y trivial como las piernas mías

Cuando el asalto en Santa Rosa, el silbato

El atropello del taxi y el cabro chico con la bolsa

Ocurrían al unísono lánguido y borroso

Como una película en cámara lenta

Advirtiéndome tu llegada.

Era la negra que venía

Y ya nada importaba porque todo pasaba

Calmo por el zigzagueo de esas caderas

– ¡Las tuyas, negra, las tuyas! –

Esas incandescentes ancas

De cosmopolita atrevida

Que me emborrachaban sin misericordia.

Venías leyendo La Última Niebla, ondulada cabellera

Soberbia como heroína bombaleana

Y en tu morral antisistémico

Escondías el presente de mil mujeres analfabetas

Y el boceto de tus pechos gritando al grafito

Junto a la amortajada manía de escudarte feminista.

Negra, mi negra, nuestra mujer

Cómo puedes permitirme en esta oda

Esperarte del otro lado de la calle

Y sonreírme para seguir leyendo y pasar de largo

Como suponiéndome en el momento, en esta hora

A una Huilliche porfiada camino al norte

Altanera, intacta, sugerente, profesora de historia

En medio de tantos aromas inmediatos

Y yo desierto en las brumas estelas de tu camino.

¡Dale sentido a tus sentidos!

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