José Antonio Escalona y las metáforas del cuerpo

11 marzo, 2020 2 mins de lectura
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Por un país de fábula -tu cuerpo- 

lúdico viaje emprenden mis palabras 

de frente sin ambages elusivos

y libres de pacatas actitudes.

Ellas son sin hipócrita pudicia 

inocentes nudistas del lenguaje.

Sólo de luz se visten las estrellas

y las rosas igual: de su perfume.

¿Por qué cubrir de oscuros circunloquios 

el verbo del amor, cuando desnudo?

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Guardadas las debidas proporciones 

en paladial palacio permanece.

Tu lengua me sugiere

-a diferencia de otras fantasías- 

serpentina imagen de otro mito

y tu corazón quiere

que el mío lo interprete sin palabras.

Acaso mentalmente inexplicables 

encuentro por contraste y paradoja 

ciertas afinidades

entre su agilidad y la fijeza

de algunos seres de la especie arbórea: 

si éstos dan flores, frutos y fragancia, 

ella emotivamente participa

en un mutuo concierto a cuatro labios.

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Tibia humedad: Fruición no sólo táctil 

y sapidez agri-dulci-salobre

¿como la de los nísperos maduros?

Entrada en sombra al deleitable huerto 

donde germina -o nó- vital simiente. 

Sólo por ley de su naturaleza

tu voluntad consiente en que se abra 

para el sumo recíproco disfrute.

No suele ser explícito su elogio 

-aunque debe ser lícito el hacerlo

con exclusión de las pomopalabras 

porque en la intimidad de su clausura 

radican muy sutiles sugerencias

en ascenso hacia el vértice del mismo.

¡Dale sentido a tus sentidos!

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