2 poemas eróticos de Juana de Ibarbourou

10 julio, 2019 2 mins de lectura
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Te doy mi alma desnuda

Te doy mi alma desnuda,

como estatua a la cual ningún cendal escuda.

Desnuda con el puro impudor

de un fruto, de una estrella o una flor;

de todas esas cosas que tienen la infinita

serenidad de Eva antes de ser maldita.

De todas esas cosas,

frutos, astros y rosas,

que no sienten vergüenza del sexo sin celajes

y a quienes nadie osara fabricarles ropajes.

Sin velos, como el cuerpo de una diosa serena

¡que tuviera una intensa blancura de azucena!

Desnuda, y toda abierta de par en par

¡por el ansia del amar!

Como una sola flor desesperada

Lo quiero con la sangre, con el hueso,

con el ojo que mira y el aliento,

con la frente que inclina el pensamiento,

con este corazón caliente y preso,

y con el sueño fatalmente obseso

de este amor que me copa el sentimiento,

desde la breve risa hasta el lamento,

desde la herida bruja hasta su beso.

Mi vida es de tu vida tributaria,

ya te parezca tumulto, o solitaria,

como una sola flor desesperada.

Depende de él como del leño duro

la orquídea, o cual la hiedra sobre el muro,

que solo en él respira levantada.

¡Dale sentido a tus sentidos!

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