Diálogo entre Venus y Príapo (fragmento), de Rafael Alberti

11 junio, 2019 3 mins de lectura
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Príapo:

…Despierta, sí, cerrada

caverna de coral. Voy por tus breñas,

cabeceante, ciego, perseguido.

Ábrete a mi llamada,

al mismo sueño que en tu gruta sueñas.

Tus rojas furias sueltas me han mordido.

¿Me escuchas en lo oscuro?

sediento, he jadeado las colinas

y descendido al valle donde empieza

el caminar más duro,

pues todo, aunque cabellos, son espinas,

montes allí rizados de maleza.

¿Duermes aún? ¿No sientes

cómo mi flor, brillante y ruborosa

la piel, extensa y alta se desnuda,

y con labios calientes

—coral los tuyos y los míos rosa—

besa la noche de tus labios muda?

¡Despierta!…

Venus:

¿Quién me nombra?

¿quién persigue mis óleos seminales,

quién mi gruta de sombra

y navegar oculto mis canales?

Príapo:

Quien solamente puede y se desvela,

levantado por ti, de noche y día,

se atiranta en candela

y no se dobla hasta que el mar lo enfría

¡Deja que te contemple!

Venus:

Que te mire

déjame a mí también. ¡Siempre eres bello!

Príapo:

¡Déjame que en tus selvas te respire!

Venus:

¡Que me despeine en tu robusto cuello!

Príapo:

¿Por qué dormías?

Venus:

Todo era fingido.

Mi dormir no era más que desearte.

Tú alzas mi sueño cuando estás dormido.

Nací tan sólo para levantarte.

Príapo:

¡Oh noche clara!

Venus:

¡Oh clara luna llena!

¡Rayo directo que me inundas!

Príapo:

Eres taza de espuma azul, 

concha marina,

alga abierta en la arena,

paraíso de sal de las mujeres

secreto erizo que en la mar trasmina.

Golfo nocturno, ábrete a mí, bañadas

del más cálido aliento tus riberas.

Sabes a mosto submarino, a olas

en vivientes moluscos despeñadas,

a tajamares, soles de escolleras

ya rumor de perdidas caracolas.

Sabes también…

Venus:

Repósate un momento…

Príapo:

El reposar es mi mayor tristeza.

Venus:

También yo quiero repetir al viento

toda mi admiración por tu grandeza.

Príapo:

Hincho las velas. Habla.

Venus:

Eres trinquete,

palo mesana,,torre indagadora

y, ardido del más rojo gallardete,

cresta de gallo al despuntar la aurora.

Sales de un bosque, lanza o jabalina.

Redondos aramboles, de espejuelos

te alumbran cuando cazas.

Pende en los dos la gloria masculina.

Llenas las nubes, los cargados cielos

rebosan de sus tazas.

Príapo:

¡Oh, ven más cerca! ¡Ven! 

Venus:

¡No! No me riegues,

amor, de blancos copos todavía.

Guarda, mi bien, esas nevadas flores

hasta que al fin me llegues

a lo más hondo de mi cueva umbría

con tus largos y ocultos surtidores.

¡Dale sentido a tus sentidos!

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