Poesía erótica que explora el feminismo

3 octubre, 2018 2 mins de lectura
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Cierta secta feminista se da consejos prematrimoniales

“…Trabajada despiadadamente por un autómata que cree que el cumplimiento de un cruel deber es un asunto de honor”. Andrea de Nerciat

Y besémonos, bellas vírgenes, besémonos.

Démonos prisa desvalijándonos

destruyendo el botín de nuestros cuerpos.

Al enemigo percibo respirar tras el muro,

la codicia se yergue entre sus piernas.

Y besémonos, bellas vírgenes, besémonos.

No deis pródigamente a la espada,

oh viril fortuna, el inviolado himen.

Que la grieta, en el blanco ariete

de nuestras manos, pierda su angostura.

Y besémonos, bellas vírgenes, besémonos.

Ya extendieron las sábanas

y la felpa absorbente está dispuesta.

para que los floretes nos derriben

y las piernas empapen de amapolas.

Y besémonos, bellas vírgenes, besémonos.

Antes que el vencedor la ciudadela

profane, y desvele su recato

para saquear del templo los tesoros,

es preferible siempre entregarla a las llamas.

Y besémonos, bellas vírgenes, besémonos.

Expolio singular: enfebrecidas

en nuestro beneficio arrebatemos

la propia dote. Que el triunfador altivo

no obtenga el masculino privilegio.

Y besémonos, bellas vírgenes, besémonos.

Con la secreta fuente humedecida

en el licor de Venus,

anticipémonos,

de placer mojadas, a Príapo.

y con la sed de nuestros cuerpos, embriaguémonos.

Y besémonos, bellas vírgenes, besémonos.

Rasgando el azahar, gocémonos, gocémonos

del premio que celaban nuestros muslos.

El falo, presto a traspasarnos

encontrará, donde creyó virtud, burdel.

¡Dale sentido a tus sentidos!

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