Erótica femenina de Ana María Rodas

5 septiembre, 2018 1 min de lectura
Compartir

Lavémonos el pelo

Lavémonos el pelo

y desnudemos el cuerpo.

Yo tengo y tú también,

hermana,

dos pechos

y dos piernas y una vulva.

No somos criaturas

que subsisten con suspiros.

Ya no sonriamos,

ya no más falsas vírgenes.

Ni mártires que esperan en la cama

el salivazo ocasional del macho.

Asumamos la actitud de vírgenes

Asumamos la actitud de vírgenes. 

Así nos quieren ellos.

Forniquemos mentalmente, 

suave, muy suave, 

con la piel de algún fantasma. 

Sonriamos 

femeninas 

inocentes. 

Y a la noche clavemos el puñal 

y brinquemos al jardín 

abandonemos 

esto que apesta a muerte. 

De acuerdo

De acuerdo,

soy arrebatada, celosa,

voluble

y llena de lujuria.

¿Qué esperaban?

Que tuviera ojos,

glándulas,

cerebro, treinta y tres años

y que actuara

como el ciprés de un cementerio?

¡Dale sentido a tus sentidos!

Si disfrutaste estos poemas, tal vez esto te guste: Punto y coma, por Mónica Lavín