Dos poemas eróticos cubanos

4 abril, 2018 2 mins de lectura
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Me desordeno, amor

de Carilda Oliver Labra

Me desordeno, amor, me desordeno

cuando voy en tu boca, demorada;

y casi sin por qué, casi por nada,

te toco con la punta de mi seno.

Te toco con la punta de mi seno

y con mi soledad desamparada;

y acaso sin estar enamorada;

me desordeno, amor, me desordeno.

Y mi suerte de fruta respetada

arde en tu mano lúbrica y turbada

como una mal promesa de veneno;

y aunque quiero besarte arrodillada,

cuando voy en tu boca, demorada,

me desordeno, amor, me desordeno.

Pareja erotismo

Anoche

de Carilda Oliver Labra

Anoche me acosté con un hombre y su sombra.

Las constelaciones nada saben del caso.

Sus besos eran balas que yo enseñé a volar.

Hubo un paro cardíaco.

El joven

nadaba como las olas.

Era tétrico,

suave,

me dio con un martillito en las articulaciones.

Vivimos ese rato de selva,

esa salud colérica

con que nos mata el hambre de otro cuerpo.

Anoche tuve un náufrago en la cama.

Me profanó el maldito.

Envuelto en dios y en sábana

nunca pidió permiso.

Todavía su rayo lasser me traspasa.

Hablábamos del cosmos y de iconografía,

pero todo vino abajo

cuando me dio el santo y seña.

Hoy encontré esa mancha en el lecho,

tan honda

que me puse a pensar gravemente:

la vida cabe en una gota.

¡Dale sentido a tus sentidos!

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