The Girlfriend Experience: más allá del sexo, el derecho a elegir.

19 abril, 2016 3 mins de lectura
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Este domingo 10 de abril se estrenó en Latinoamérica The Girlfriend Experience, la más reciente producción de Steven Soderbergh (Erin Brockovich, Traffic, La Gran Estafa) para la cadena Fox. En medio del apogeo actual de las series de televisión – muchas de calidad excepcional –, esta serie destaca por sus excelentes actuaciones y por el tratamiento honesto e imparcial de un tema lleno de tabúes, condenas y prejuicios: el comercio sexual.

La antropóloga mexicana Marta Lamas, activista y experta en Estudios de Género, defiende la posibilidad de un comercio sexual voluntario, consensuado y con derechos; a este respecto, afirma: “Así como muchas mujeres ingresan por necesidad económica y viven situaciones espantosas, no hay que olvidar que también hay quienes realizan una fría valoración del mercado laboral y usan la estrategia de vender sexo para moverse de lugar, para independizarse, incluso para pagarse una carrera universitaria o echar a andar un negocio”. Éste último es el caso de Christine Reade, la protagonista de esta nueva serie.

Christine es una joven guapa, segura de sí misma, que quiere convertirse en una abogada prestigiosa. En una escena, aborda a un chico desconocido en un bar, le dice al oído que quiere tener sexo con él y se van juntos de inmediato; esto nos revela un rasgo clave de su personalidad: es una mujer apasionada, hedonista, que gusta del sexo y ejerce su sensualidad sin culpa ni restricciones. Durante el primer capítulo, Christine descubre que su amiga, Avery, trabaja en una exclusiva agencia de acompañantes de alta categoría que ofrecen, más allá del sexo, la Girlfriend Experience (la experiencia de la novia); es decir: cena, conversación, muestras de interés por el millonario en cuestión, intimidad y al final, sí, sexo.

A pesar de que nuestra protagonista es una mujer fuerte y manifiestamente sexual, cuando Avery le propone entrar a la agencia, Christine duda brevemente. Durante unos segundos, vemos en la mirada del personaje el peso inevitable de los juicios del otro, el peso de muchos paradigmas sociales que dictan que si una mujer es honesta y disfruta abiertamente del sexo, es una puta; si siente culpa, va por el buen camino de la redención y si niega sus instintos sexuales, es la madre perfecta. Paradójicamente, es la misma sociedad que no condena con el mismo vigor la deshonestidad manifiesta del millonario que busca estos servicios.

 

The Girlfriend Experience se afirma en contra de todos esos paradigmas de género y nos presenta a un personaje que no sólo no se siente víctima, sino que ve en su nuevo empleo un acto transgresor, liberador y placentero. En este sentido, lo que la serie manifiesta, y lo que Let’s Kinky celebra y aplaude, es la reivindicación de una mujer honesta consigo misma, capaz de tomar decisiones conscientes y no coaccionadas respecto a su cuerpo y su forma de vida; aceptando y asumiendo, por supuesto, las consecuencias que, eventualmente, su decisión suponga.

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