Estimula su clítoris (por dentro y por fuera) como un profesional

22 octubre, 2016 6 mins de lectura
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Lo básico. El clítoris es un órgano cundido de terminales nerviosas – entre 8,000 y 10,000 – cuya mayor parte se encuentra en el interior. Lo que observamos cuando una mujer abre sus labios mayores es apenas la quinta parte: el capuchón y el glande recubierto por éste.

Por dentro, cuenta con cuerpos cavernosos que se extienden hasta los labios menores y un cuerpo o tallo que se extiende por la zona superior del útero (como si estuviera recostado) y topa con la pared anterior de la vagina. A esa unión en algún momento se le llamó Punto G. Cuando Gräfenberg lo bautizó de este modo, poco se sabía sobre eyaculación femenina, realmente hoy se reconoce como una zona: la Zona G.

El punto es que su acceso es a través del vestíbulo vaginal y se sitúa exactamente detrás del hueso púbico, a no más de dos falanges de la entrada y en dirección hacia el ombligo. A veces, apenas penetrando con una falange, se puede sentir el área rugosa que va creciendo conforme se estimula: o sea, al erectarse el clítoris, esa zona también se llena de sangre porque son el mismo órgano.

Obviamente, al estimular el órgano de manera integral, o sea, masajear el clítoris ‘por fuera’ simultáneamente a un masaje dactilar de la Zona G, se producirá una sensación mucho más profunda tanto del estímulo como del orgasmo. Pero hay técnica, acá vamos.

Prepara, además del cuerpo completo, las periferias del área genital. Coloca las manos en el inicio de sus muslos (donde acaba la rodilla) y recorre su piel en movimientos ascendentes hasta su cadera para permitir que la sangre fluya hacia sus genitales, producto de la excitación. Permite entonces que el punto reflexológico conectado entre la entrepierna y el clítoris haga su labor; así es, hay una conexión: ¡cuando acaricias su entrepierna, activas las fibras nerviosas clitoriales!

  • Comienza por besar sus muslos y entrepierna, eso incrementará la circulación sanguínea. Estimula oralmente la zona como si sólo flirtearas con sus genitales, mas no llegues a ellos aún. Evita pasar la lengua como si lamieras un helado o la dejarás llena de saliva. Sólo usa la punta y besa realizando pequeñas succiones, sopla y repite.
  • Ahora sí. Comenzamos. Coloca su cadera sobre una almohada para elevarla, ella está obviamente recostada frente a ti y sobre su espalda. Puedes colocar un par de almohadas para elevarla más si fuera necesario darle comodidad a tu cara y tu mano. Tú puedes sentarte o hincarte frente a ella sobre cojines o recostarte boca abajo, como te sientas más cómodo.
  • Coloca una buena cantidad de lubricante con base de agua en las yemas de tus dedos, y otra más sobre toda su vulva. Como aplicarás sexo oral, ten en cuenta que algunos lubricantes no tienen un sabor agradable. Puede usar KY que no tiene sabor prácticamente o un aceite de masaje erótico (ojo, que claramente diga que es orgánico y compatible con genitales como el de almendras, jojoba o bergamota y cuyo sabor es agradable) para que el cunnilingus sea más disfrutable para ti. Si usas el aceite deja que escurra o se deslice por sí solo desde su clítoris hacia abajo, y después distribuye y cubre por completo. La sensación es divina.
  • Lentamente y con ambos dedos pulgares mueve con suavidad sus labios mayores para descubrir su vulva. Comienza por emitir leves soplidos para dar una sensación de cambio de temperatura, y da ligeras caricias con las yemas de tus dedos tanto en la unión de los labios menores y mayores, vestíbulo vaginal (que debes lubricar si no estuviera muy acuoso) y sube a través de sus labios menores. No toques el clítoris aún, ya que será el órgano a estimular al final, porque si lo sobre estimulas quemarás la sensación, bloquearás sus terminales nerviosas.

  • Una vez que percibas que su vagina está lista, introduce apenas una falange del dedo índice o cordial, y con la yema del dedo viendo hacia su ombligo, localiza su Zona G. Se siente ligeramente más rugosa que el resto de las paredes vaginales. Justo delante de ésta sentirás el hueso púbico, o sea, una ‘pared’ dura. Esa es tu guía.
  • Presiona ligeramente y en círculos para ir llenando de sangre esa zona y dándole mayor potencial de excitabilidad. Sentirás como si se fuera ‘esponjando’. Es probable que la primera sensación que ella tenga sea la de orinar ya que la vejiga está muy cerca y al presionarla provoca esta sensación. Pídele que respire y sienta. El placer será inminente en unos segundos.
  • Una vez hayas comenzado a estimularla, con el pulgar de esa mano, que por obviedad quedó a la altura de su clítoris, haz giros suaves sobre éste para irlo despertando. La sensación será increíble. Si te parece complejo usar la misma mano para dar ambos estímulos, usa el pulgar de la otra mano también muy bien lubricado o cubierto de aceite.
  • Ahora, acerca tu cara y con la punta de la lengua estimula la punta del capuchón del clítoris. O sea, la punta del mismo que para entonces es más que probable que esté erecto. Combina con masaje lingual en elipses por todo el capuchón en tanto no has dejado de masajear dactilarmente la Zona G. Obsérvala disfrutar.

Al tener elevada la pelvis, ella, al orgasmar y contraerse como es natural, por obviedad, elevará los muslos y presionará las nalgas, lo cual intensifica aún más el orgasmo y – es probable en especial para las eyaculadoras naturales- que llegue a un squirt o eyaculación femenina. O bien, claro, es un perfecto paso a paso para explorarlos (squirt y eyaculación no son lo mismo) si no le ha sucedido antes. Sin embargo, no se presionen con esa idea, si no se logra una eyaculación o un squirt, no habrá menos ni mayor placer. Son expresiones distintas del orgasmo.

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